La velocidad de los cambios de la actualidad y las tendencias populistas pueden ser explicadas por la geografía del descontento. La Carta del GETEM de marzo «Desigualdad, estancamiento regional y populismo en la Unión Europea y Estados Unidos» de Ricardo Molero nos ilustra sobre ellos.
Como explicamos en una carta previa, el incremento de la desigualdad que se ha producido durante las últimas décadas ha generado un interés creciente, tanto a nivel académico, como en la opinión pública. Después de décadas de haberse convertido en una cuestión prácticamente olvidada (al menos por parte de las escuelas dominantes de pensamiento económico), el estudio y los debates sobre las causas y consecuencias del empeoramiento generalizado de la distribución de la renta se han multiplicado. Tanto es así que se ha extendido la opinión de se trataría de la principal razón detrás del creciente apoyo electoral recibido por las principales fuerzas políticas “populistas” y, en particular, de las victorias electorales logradas por Donald Trump en las presidenciales de 2016 y 2024. Sin embargo, desde la geografía económica nuevas líneas de investigación estarían mostrando que esos fenómenos políticos se encontrarían menos vinculados con la desigualdad personal de ingresos, que con el estancamiento productivo sufrido por algunos territorios desde el comienzo del proceso de globalización. La desesperanza generada por el paulatino declive económico (en términos de PIB, productividad y empleo) de esas regiones habría conformado una particular “geografía del descontento” tanto en Estados Unidos, como en la Unión Europea
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